Berenice y Daniel luchan por tener un hijo y celebran al saber que el tratamiento al que se sometieron dio resultado. Él decide que es tiempo de que ella termine su trabajo como Chef de un prestigioso restaurante, a lo que ella se opone, pues aunque su mayor deseo es convertirse en madre, su mayor pasión es la cocina.
Altagracia Alcira es una mujer dura que por años se ha mantenido alejada de su hija María, a quien no le perdona el haberse unido al irresponsable Iván Pérez, quien no es de su linaje y con el cual la chica pasa peripecias, pues la malvada madre se ha encargado de que el yerno no encuentre trabajo, causando así que el matrimonio tenga conflictos. Ella entonces busca a Altagracia y le pide ayuda que la mujer le dará solo si vuelve a casa y desiste de seguir al lado de Iván.
Es jUsto durante esta noche buena que Berenice sufre un aborto que tanto a ella como a Daniel llena de dolor, pues sus deseos por tener un hijo se esfuman cada vez más. Él le reprocha el no haber dejado el trabajo y ella le recrimina el presionarla. Pelean y ambos sufren su pérdida por separado. Ella acude a la villa, donde pide a la virgen de Guadalupe que le conceda el milagro de ser madre, del modo que sea.
Iván y María lo pasan muy mal y el le exige que pida ayuda a su madre, enojándose cuando la mujer lo entera de que ya lo ha hecho y cuales son las condiciones de Altagracia, quien el día de navidad visita al padre Loreto y llora al revelar que se siente sola. Este le aconseja que se reconcilie con su hija, pero la mujer se resiste pues está convencida de que el marido de esta solo desea beneficiarse con su dinero. Por su parte Iván se queja con su madre, Socorro, quien le ha entregado unos tamales para que celebre con su esposa, a la que la suegra busca para asegurar que su hijo es bueno y la quiere, y lucha por salir adelante, aunque se le cierren todas las puertas. Curiosamente María, quien descubre que está embarazada, conoce en el hospital a Berenice, quien al saber de sus problemas decide ayudarla y cita a Iván en el restaurante, donde lo emplea con un sueldo base que él agradece. Al enterarse de esto, Altagracia acude a la chef, a la que ofrece mucho dinero a cambio de que lo despida, pero Berenice se opone y corre a la mujer para luego enterar a Iván, quien, furioso, hace saber a María que la causante de su miseria es su madre. La muchacha acude a su progenitora, discuten, y se asombra cuando esta le dice que, en efecto, no descansará hasta demostrarle que cometió un error al creer en las palabras de un muerto de hambre.
La hermana Felícitas sorprende a la madre Piedad reprendiendo a Ángel y le reprocha el ensañarse con él. Discuten y son sorprendidas por el padre Loreto, a quien Felícitas desea decirle la verdad pero la superiora lo impide y pide al sacerdote que se lleve al pequeño, pues un niño no puede crecer entre monjas, además que representa un gasto que ella ya no está dispuesta a cubrir, pues por causa del menor toda su comunidad se mantiene alimentándose con avena y agua. El sacerdote sin embargo se resiste y asegura a la monja que Dios les compensará lo que hacen.
Presionada por Daniel, que quiere complacer a sus padres, Rodolfo y Candela, Berenice se somete a un nuevo tratamiento y al paso de unas semanas se entera de que está embarazada. Esta vez decide renunciar a su trabajo en el restaurante y es la suegra la que se encarga de cuidarla, esperando que de a luz a un niño que mantenga el linaje de la familia.
Altagracia se presenta en el restaurante y arma tremendo alboroto con la intención de que Iván sea despedido. Ante ella se presenta María, para exigirle que salga de su vida y dejarle claro que, si lo que le preocupa es dejar en manos equivocadas su fortuna, entonces haga de cuenta que está sola y busque a quién dejársela. Se desahoga con Socorro, quien le asegura que tarde o temprano a ella y su hijo la vida les sonreirá. Luego habla de sus problemas con Evalinda Morales, una compañera del trabajo que ha sido quien ha informado a Altagracia todo respecto a su hija, durante este tiempo. La furiosa millonaria no sabe qué hacer y pide a Evalinda que la ayude, ofreciéndole mucho dinero a cambio de que enamore a Iván. Esta acepta y comienza a tender sus redes con ayuda de Tito Suárez, el mejor amigo del hombre, quien los presenta para emborracharlo y hacerlo caer en las redes de la mujer, quien finge comprensión a María.
A pesar de sus temores, Berenice se cuida y por ello su embarazo se logra, lo que llena de felicidad a Daniel y su familia, sobre todo a Arturo, quien aconseja a su hijo que, si la esposa no puede darle más hijos, la deje y le arrebate todos los derechos sobre el hijo que espera. Esto hace que el vástago se moleste con el progenitor, al que deja claro que ama a su mujer y estará con ella con o sin hijos. Cual es su sorpresa cuando Berenice da a luz a un varón al que nombra Ángel, por considerarlo un milagro, pero nuevamente, durante las vísperas de navidad, el pequeño sufre una muerte de cuna, llenándolos a todos de dolor. Lo peor viene cuando ella se entera de que ya no podrá ser madre y se desahoga con Daniel, a quien Candela le pide que haga caso a su padre y se busque otra mujer.
María se preocupa cuando Iván no llega a una posada de la vecindad. Socorro intenta tranquilizarse y pronto aparece Tito para decirle a la esposa que su marido ha tenido mucho trabajo y llegará tarde. Lo cierto es que este está con Evalinda, quien le pide que deje a María para estar con ella. El hombre se opone y le jura que terminará con ella si vuelve a hacerle tal proposición. Sin embargo Altagracia ha llamado por teléfono a su hija y la ha enterado del paradero de su hombre, por lo que esta acude a buscarlo y se asombra al verlo besándose con su amiga. Los enfrenta y vuelve a casa para desahogarse, contándole todo a Socorro, quien abofetea a su hijo y lo echa de la casa, dando el lugar a la sufrida nuera, quien considera volver al lado de su madre, quien la recibe con los brazos abiertos y la presenta con Osvaldo, con la intención de que este se enamore de ella y se casen.
Piedad reza en su dormitorio, mientras cuenta todo el dinero que ha acumulado con el paso de los años, mientras su congregación padece hambre. La malvada madre superiora solo espera que todos se lo pasen mal y jura que nadie le arrebatará jamás lo que es suyo. Llora recordando las navidades infelices y llenas de pobreza, en su infancia. Los maldice a todos y promete que si ella nunca tuvo una navidad feliz, jamás permitirá que alguien la tenga.
Un año después, Ángel se encuentra feliz pues el padre Loreto desea celebrar en grande su cumpleaños, por ello el presbítero pide a Sor Piedad que coopere con dinero para la celebración. La monja se resiste y recuerda al sacerdote que hace tiempo e pidió que se llevara al niño del convento, por lo que amenaza con ser ella quien lo interne en un orfanato, pues es allí a donde el chiquillo pertenece. Se sorprende cuando la hermana Felícitas la sorprende en privado y le dice saber que tiene dinero y que está dispuesta a contárselo a Loreto si se opone a que festejen el cumpleaños del niño. A la superiora no le queda más que dar su consentimiento y dinero para la fiesta, lo que su comunidad celebra y agradece, sin sospechar que esta tiene un as bajo la manga.
Aconsejado por Berenice, Iván busca por todos los medios ver a María, quien sufre por haber regalado a su hijo, pero Altagracia se las ingenia para evitar que el matrimonio se vea y ha logrado que su hija y Osvaldo comiencen una relación, a pesar de que la muchacha no está enamorada del hombre. Por otra parte, Berenice se sorprende cuando Rodolfo le pide que se compadezca de Daniel y se divorcie de él, pues este merece formar una familia que ella nunca podrá darle. Candela apoya a su marido e intenta hacer ver a la chef que, como mujer, no vale nada. Ella les deja claro que ama a Daniel y no lo dejara solo porque ellos están obsesionados con tener un nieto. Arturo asegura a su nuera que él se encargará de que su hijo se de cuenta de que ella nunca le convino. Y lo intenta, pero Daniel se opone a renunciar al amor de su esposa y por ello tiene una fuerte discusión con su padre, quien asegura que lo desconocerá como hijo. Al ir en su auto, Daniel llama por teléfono a Berenice y le hace saber que pasarán las fiestas solos, por lo que quizás él la acompañe al restaurante, donde Imanol prepara una gran fiesta. De pronto es arrollado por otro auto que se da ala fuga. Muere instantáneamente y esto aterra a la esposa, quien de inmediato sale a buscarlo, horrorizándose al saber del deceso. Todo empeora cuando Rodolfo y Candela la culpan de esto. Ella se defiende y los responsabiliza, revelando que hablaba con su esposo cuando este murió y que la enteró de la discusión que tuvieron.
Ángel, que se ha quedado con hambre, decide tomar más galletas en la cocina y es descubierto por Piedad, quien lo reprende a pesar de la intervención de Felícitas, con quien el niño se desahoga. Esta le pide que rece mucho, para que pronto se libere de las cadenas y el yugo de la malvada Sor Piedad.
Luego de enterrar a Daniel y padecer el desprecio de sus suegros, Berenice deja el trabajo y se vuelve una mujer amargada y solitaria. Esto lo comprenden Iván e Imanol, el cual no deja de preocuparse por ella e intenta convencerla de volver al restaurante, sin éxito, sorprendiéndose cuando ella le dice odiar la navidad, pues siempre, en esas fechas, ha sufrido pérdidas y padecido desgracias.
María duda de lo que siente por Osvaldo y habla de esto con Altagracia, quien se horroriza cuando la hija confiesa que, a pesar de todo, ella sigue amando a Iván, por lo que la cachetea y le prohíbe que vuelva a mencionarlo. Le asegura que en unos meses se realizará su boda pero la muchacha termina su relación con el millonario, con el que se disculpa por no amarlo como él espera.
Sor Piedad se ensaña con Ángel y le asegura que siempre permanecerá en el convento, ahora como huérfano y después como criado. El niño se las ingenia para escapar del lugar sin que nadie se de cuenta, deambulando por calles y la carretera, con el único fin de llegar a la villa de Guadalupe y pedir un milagro a la virgen. Sin embargo se pierde en las calles de la ciudad, luego de abordar en secreto un autobús, y al caminar se queda dormido en las escaleras de una casa, que es la de Berenice. Esta, al encontrarlo, se preocupa por él y lo lleva al doctor, donde se ve en la necesidad de hacerse pasar por su madre. Lo lleva a casa y él le insiste para que lo lleve a visitar a la virgen, pero ella se resiste y asegura que los santos no existen. Sin embargo, al verlo decidido, no tiene más remedio que llevarlo y se sorprende cuando lo escucha pedir a la Reina de México, que le conceda el milagro de tener una mamá. Pronto son descubiertos por Imanol, quien asegura a su ex empleada que se meterá en problemas por tener con ella a un niño que no es suyo. La mujer le pide que la ayude, pues desea encontrar a los parientes del menor, quien al escucharlos hablar sobre el convento, decide escapar para que no lo regresen allí. Es sor Piedad quien se presenta en la casa y lamenta que el niño haya escapado nuevamente. La acompaña la hermana Felícitas, quien asegura a Berenice que el chiquillo sufre en la comunidad y le revela la historia de su nacimiento, lo que hace que la viuda se enternezca y salga a buscar al pequeño, con ayuda de Imanol. Sin embargo Ángel ha llegado a casa de Socorro, quien le ofrece comida y techo y se encariña con él.
El hombre habla de este suceso con Imanol, quien sospecha que se trata del mismo niño que Berenice busca, por lo que acude con esta a casa de la madre del empleado y al encontrarlo le piden que se marche con ellos. El pequeño se opone pues cree que la mujer es tan mala como Sor Piedad, revelando todos los maltratos de esta en el convento.
Al paso del tiempo Altagracia busca a Osvaldo y le promete que hará todo lo posible para que María se case con él. Queda anonadada cuando el hombre le dice conocer la verdad de sus intenciones, las cuales provocaron que María regalara a su hijo, así como haber dejado a esta en el restaurante donde trabaja Iván, al que confiesa que tuvo un hijo suyo, por lo que deben dar con la nana Pancha, reconciliándose.. La malvada madre no lo puede creer y acude al lugar, sorprendiendo a los enamorados, quienes defienden su amor y están dispuestos a empezar de cero, recuperando a su hijo y lejos de ella.
Sor Piedad se siente presionada pues, por ordenes del padre Loreto, la hermana Felícitas no deja de vigilarla, sobre todo cuando se presenta gente a hacer donativos. Esto crea conflicto entre ambas religiosas y es la superiora quien asegura que las cosas serán distintas de ahora en adelante, pero en realidad prepara una estocada final, sin saber que está siendo investigada.
Berenice se ha encariñado con Ángel y por eso Imanol la alienta para que vuelva a creer en la navidad, en los sueños. La mujer entonces decide pensárselo y cuando busca entre sus cosas una imagen de la virgen de Guadalupe, se asombra cuando la bendita madre de Dios se le revela, en presencia, y le asegura que no se ha olvidado de ella y que la ha bendecido brindándole un ángel que la necesita, justo a ella, para cumplir su misión en la tierra. Esto hace llorar a Berenice, a quien la virgen cubre con una esfera de luz, para que el amor y la esperanza vuelvan a tener cabida en su corazón, pidiéndole que recuerde que en sueños le advirtió que le cumpliría su petición, pero no de la manera que ella esperaba. Por ello Berenice decide adoptar a Ángel y entera de esto a Imanol, quien la apoya y le ofrece que vuelva al restaurante, aunque por ello pase las fiestas en la cocina.
Nana Pancha se encuentra muy enferma y no sabe qué hacer con el hijo de María, por lo que decide buscarla y habla con Altagracia, quien intenta arrebatarle al niño. La empleada se resiste y ante la repentina presencia de Candela, Altagracia no tiene más remedio que dejarla ir, por cubrir las apariencias, mas jura que será ella la que se quede con el nieto.
Evalinda se lleva una terrible sorpresa cuando ve a Tito besándose con otra. Se lo reprocha y este solo se burla de ella, enterándola de que solo jugó con ella para saber con qué clase de mujer se había enredado Iván. Esta lo maldice y al marcharse se cruza con María, quien le asegura que la ha perdonado, mas le pide que no la busque más, pues es obvio que no pueden ser amigas.
La hermana Felícitas decide revisar las cuentas bancarias de Sor Piedad y descubre que la superiora en realidad ha robado demasiado dinero. Esta lo niega pero pronto aparece el padre Loreto con la policía, por lo que la beata no tiene más remedio que escapar para así huir de la justicia.
De nueva cuenta la navidad se acerca y esta vez Altagracia lo pasa muy mal, pues se encuentra sola con sus demonios. Recibe la visita de Candela y Rodolfo, a quienes asegura que para ella su hija a muerto. Estos le cuentan del deceso de Daniel, del cual culpan a Berenice, a la que se topan en el cementerio, de donde la echan. Es afuera de este lugar que la viuda se topa con la nana Pancha, quien ha visitado la tumba de su antiguo patrón. Al saber que es esta la mujer a la que maría y Iván buscan, la chef se comunica con estos, que acuden a la empleada para recuperar a su hijo y enviarla a un hospital, donde es sanada y puesta a salvo. Como está encariñada con el niño, el matrimonio decide que permanezca con ellos, siendo la nana del pequeño. Pancha se hace amiga de Socorro.
Piedad vaga por las calles, vuelta una piltrafa y paranoica, ocultándose siempre de la policía y angustiándose con el ruido de las sirenas. Vive en una comunidad de vagabundos y pide limosnas, siempre siendo maltratada. Curiosamente, durante los festejos a la virgen, acude a la villa y se lleva una sorpresa cuando ve a Ángel de la mano de Berenice y este, tras reconocerla, le entrega una moneda y le ofrece un plato con comida que la mujer desprecia, arrojándolo al piso. Sufre al darse cuenta de sus errores. Durante la noche buena, celebra con los vagabundos, pues uno de ellos recibió caridad y habrá pavo para todos. Sin embargo a ella solo le arrojan los huesos, asegurando que es lo único que se merece.
Angelito pasa su primera noche buena en familia, con una madre, Berenice y un gran compañero: Imanol. A ellos se suman María, Iván, Socorro y la nana Pancha. Todos juntos acuden a la iglesia el día de navidad y luego visitan el convento, donde sorprenden al padre Loreto, la madre Felícitas y al resto de la comunidad con un festín. Por primera vez hay alegría en ese día dentro del lugar, mientras que la Reina de México, la emperatríz de América, la morenita del Tepeyac, la santa Virgen de Guadalupe, sonríe desde el cielo, cubriendo a todos con su manto de amor, pues el milagro se ha hecho y todos son felices y celebran, rodeando al pequeño Ángel, pues para cada uno de los protagonistas el pequeño ha sido una bendición, sobre todo para Berenice, quien desde entonces no ha vuelto a pasar otra navidad sin un ser querido. Una navidad... sin ti.
FiN
(R) & (P) 2020
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